Un paseo por una época de claroscuros que se extendió en España durante unos mil años, del siglo V al XV, y que hace volar la imaginación de muchas personas atraídas por batallas e intrigas palaciegas, por bellas damas y nobles caballeros, por emocionantes torneos y vistosos mercados… Sin que nadie tenga que enfundarse una pesada armadura ni subirse a lomos de un brioso caballo ni desenfundar la espada para ‘discutir’ los desacuerdos fronterizos entre los reinos de Castilla y Portugal, quienes visiten una de las zonas más hermosas de la provincia de Huelva, el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, con casi 190.000 hectáreas repartidas entre 28 municipios, tendrán la oportunidad de sumergirse en esta época histórica a través de la que daremos en denominar Ruta de los Castillos.
Huelva fue, en otro tiempo, escenario de múltiples batallas entre las mesnadas de los reinos de Castilla y Aragón y Portugal. De ahí que esta provincia andaluza cuente con una importante representación de arquitectura militar, conocida con el nombre de Banda Gallega, una línea de defensa no planificada que fue creciendo según aumentaban las necesidades de defensa del territorio y que arranca en tiempos del rey castellano Sancho IV El Bravo. El nombre de Banda Gallega proviene del hecho de que estas tierras fueron repobladas por un buen número de gallegos después de que los reyes cristianos se las arrebatasen a los musulmanes. Castillos y edificios militares que, siglos después, conforman un legado histórico que justifica un recorrido por algunas de las hermosas y acogedoras localidades de la Sierra de Aracena.
El reposo del ‘guerrero’ en este paseo histórico no encontrará mejor espacio que el Hotel Convento Aracena & Spa. Un lugar con mucha historia, ya que fue un antiguo convento dominico del siglo XVII, pero totalmente remodelado para ofrecer al viajero todas las comodidades del siglo XXI. Un establecimiento de cuatro estrellas que cuenta con una magnífica piscina exterior y con un spa donde relajar cuerpo y mente, y en cuyo restaurante se puede degustar lo mejor de la gastronomía local, con una moderna elaboración basada en los productos de la zona, entre los que destaca el cerdo ibérico. Sus habitaciones son amplias y cómodas y tiene unos espacios comunes prácticos y versátiles, además de ofrecer un espacio único de tranquilidad en sus jardines y claustro, zona que conserva todo el encanto de tiempos pasados.
La ruta arranca muy cerca del Hotel, sobre el que se alza el impresionante castillo de Aracena , ‘contemplado’ muy de cerca por su majestuosa Iglesia Prioral. Un emplazamiento donde se han encontrado restos arqueológicos de los siglos X al XII, que evidencian la existencia de una población andalusí relacionada con el asentamiento de Qatrasana citado por los textos islámicos como distrito de la provincia de Sevilla. Conquistada por Portugal, pasó más tarde a formar parte de Castilla por los tratados de Badajoz (1267) y Alcañices (1297). La construcción del castillo, a mediados del siglo XIII como parte de la Banda Gallega, tenía como objetivo defender el territorio de Sevilla de ataques portugueses o de las órdenes militares asentadas en el sur de Extremadura. Su uso se mantuvo hasta principios del siglo XVI, cuando perdió su función militar. Consta de patio de armas y alcázar, separados por una muralla en la que destaca la Torre Mayor, levantada en lo más alto del cerro y último reducto de la defensa, capaz de resistir después de haber sido tomada la fortaleza.
El castillo de Aroche es una construcción almohade de finales del siglo XI, coronando el cerro donde se ubica del núcleo urbano, que se conserva, en parte, gracias a que en su interior existe una plaza de toros edificada en 1804. Se trata de un espacio de planta rectangular con diez torres, cuatro en los ángulos y el resto entre los lienzos de la muralla. La localidad de Cumbres de San Bartolomé también cuenta con algunos vestigios, ruinas parcialmente restauradas, de un castillo construido a finales del siglo XIII, de planta rectangular con torres cuadradas y redondas. El castillo de Cumbres Mayores, restaurado y declarado Monumento Histórico Nacional, es también conocido como castillo de Sancho El Bravo, quien mandó construirlo a finales del siglo XIII. Su planta es de forma irregular, con nueve lados y ocho torreones, y con unos muros de diez metros de altura y casi tres de espesor.
Declarado Bien de Interés Cultural, el castillo de Cortegana es uno de los que presenta mejor estado de conservación. Consta de dos sectores, una primera muralla defensiva o barbacana y el castillo propiamente dicho, formado por el patio de armas y el alcázar, flanqueado por seis torres. En su interior pueden verse, entre otros elementos, un aljibe, que se conserva intacto y que servía para el suministro de agua; la que fuera habitación del alcaide; el almacén y la mazmorra. La localidad de Almonaster la Real también cuenta con castillo, un recinto amurallado de planta irregular, cuyos muros se hayan bastante deteriorados y en cuyo interior aún puede contemplarse la antigua mezquita, reconvertida después en ermita.
Muy cerca del límite con Extremadura se halla el castillo de Cala, que se alza sobre un cerro que domina la localidad. De origen árabe, la tradición cuenta que en su interior existe un tesoro escondido. Reconstruido en su parte exterior, el interior se encuentra en ruinas. A pocos kilómetros está Santa Olalla del Cala, que cuenta con un castillo fortaleza de forma alargada, dispuesto de norte a sur siguiéndola orografía del terreno y construido a base de piedras y argamasa. Está compuesto por murallas con almenas encapuchadas y flanqueado por diez torres semicirculares y seis rectangulares. Finalmente, el viajero puede visitar la localidad de Zufre, cuyo casco urbano contiene restos de un castillo y un recinto amurallado, casi con seguridad de origen árabe, aunque los restos que pueden contemplarse hoy corresponden a la época cristiana de los siglos XII-XIII: la Torre del Postigo, el Torreón o Torre Alta y la Torre de las Harinas.
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