Agua para refrescar el intenso calor del verano. Nadie está a salvo de acabar calado hasta los huesos. Vecinos y visitantes de la localidad de Galaroza, en pleno corazón del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, celebran el día 6 de septiembre de 2019, como cada año desde más allá de lo que recuerdan los más ancianos del lugar, una singular batalla en la que el agua, estrechamente ligada a la vida en toda esta zona de la provincia de Huelva , es el principal protagonista. Un ‘homenaje’ al río Múrtigas, cuyas aguas han dado y siguen dando fertilidad a la huertas y a los campos de árboles frutales de un valle que lleva su mismo, y a todos los acuíferos y manantiales que existen en esta comarca serrana (incluso puede verse algún que otro manantial dentro de alguna casa centenaria). La Fiesta de los Jarritos es símbolo de diversión, un día en que el todo el mundo se lanza a la calle provisto de recipientes que puedan servir para empapar a todo aquel que se cruce en su camino. De nada servirá pedir clemencia si quien se tiene enfrente ha decidido ya quien será su próxima víctima. Ninguna persona está libre de la fresca ‘amenaza’ del agua.
Un punto estratégico fundamental en esta jornada es la Fuente monumental de Nuestra Señora del Carmen , popularmente conocida como de Los Doce Caños. Aunque tampoco conviene despreciar, a la hora de recargar las ‘armas’ el resto de fuentes de la localidad. Eso sí, cuanto más cerca se encuentre uno del agua, muchas más posibilidades tendrán de salir empapado. Todo el mundo, durante el 6 de septiembre, tiene ‘licencia para mojar’. Y el peligro no está solo en la calle. Muchos vecinos se parapetan en sus balcones para lanzar cubos de agua a todo aquel que pasa por debajo. Todo ello, y esa es la gran esencia de la Fiesta de los Jarritos, regado con buen humor y alegría. Un acontecimiento lúdico que cada año atrae a mayor número de visitantes a un pueblo cuyos vecinos se caracterizan por su hospitalidad.
Ningún documento explica el porqué, el cuándo y el cómo de esta singular fiesta popular, pero su origen, según se ha transmitido de generación en generación, se sitúa a mediados del siglo XIX, cuando los alfareros extremeños de la comarca de Barros pasaban por el pueblo camino a la Romería de la Reina de los Ángeles, que se celebra dos días después en la Peña de Arias Montano, un monumento natural de gran valor paisajístico e histórico en el cercano pueblo de Alájar, donde se encuentra la ermita. Los habitantes de Galaroza les compraban piezas de barro (principalmente búcaros) que probaban en la Fuente de los Doce Caños para asegurarse de su calidad. Según la tradición, el gesto de algún vecino de mojar a otro soplando por la parte gruesa de un búcaro lleno de agua fue el origen de esta divertida celebración popular. En la actualidad, los búcaros han sido sustituidos por cubos y otros recipientes de mayor capacidad.
En este 2019, la Romería a la que acudían aquellos alfareros, declarada ya Fiesta de Interés Turístico Nacional, se celebra este mismo fin de semana y contará con actividades desde el día 6 al día 8 de septiembre. Pasacalles de gigantes y cabezudos, ‘la huevá’, verbenas populares, romería a caballo o El Poleo, ofrenda a la Reina de los Ángeles… y la llegada a la Peña de la Hermandad Matriz y las nueve Hermandades filiales para sacar en procesión a la Reina de los Ángeles son las actividades principales en torno a esta festividad religiosa que cuenta con mucha devoción en Andalucía.
Muy cerca de Galaroza, huyendo del bullicio de estos días de fiesta, se encuentra Aracena, y en ella un alojamiento hotelero de cuatro estrellas pensado para el bienestar, la comodidad y el descanso de quien se adentra por estos parajes del Parque Natural. El Hotel Convento Aracena & Spa, a los pies del castillo de la localidad, se halla en el edificio que un día, allá por el siglo XVII, acogiera un convento de la orden de los dominicos, aunque totalmente remodelado por dentro para ofrecer todos los servicios que espera el más exigente de los viajeros del siglo XXI. Además de unas habitaciones amplias y cómodas y de unos espacios comunes totalmente equipados, cuenta con piscina exterior, un relajante spa y un restaurante en el que el cerdo ibérico es uno de los productos estrella de una carta que aúna modernidad y tradición y que se sustenta en los sabrosos productos de la zona. Un lugar ideal para un fin de semana en la que el agua puede estar esperando a la vuelta de cualquier esquina.
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